La primera reacción de una madre cuando su hijo tomó alguna sustancia química es provocarle vómito, o darle algo de comer, como ocurre, incluso, entre obreros acostumbrados a manejar elementos tóxicos, cuando lo debido es acudir de inmediato con el médico para evitar un peligro de muerte.
En el momento en que se descubre que una persona ingirió productos de limpieza, pinturas y venenos, medicamentos y estimulantes, no hay que provocar vómito ni darle nada de beber o comer, ya que eso agravaría las quemaduras en la boca o el tubo digestivo, incluso, podría dañar los pulmones.
Los más afectados
Los menores de cinco años y los adolescentes son los grupos de población más afectados, por esa clase de intoxicaciones. Los pequeños ingieren accidentalmente productos de limpieza, ya que en su intento por conocer lo que les rodea suelen llevarse las botellas que los contienen a la boca, quizá por creer que son refrescos u otras bebidas, explica.
Bombas de tiempo
La sosa cáustica y los productos para destapar cañerías como el amoniaco, cloro y otros químicos de limpieza, los derivados del petróleo como gasolina, thinner y aguarrás -cuyos envases son de atractivos colores llamativos o botellas de refrescos-, son los tóxicos que más ingieren accidentalmente los infantes.